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Lunes, Enero 26, 2015 – 12:13
Según Guadalupe García, directora del Centro Fray Julián Garcés, los desechos potencian los casos de cáncer infantil
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Mientras organizaciones no gubernamentales (ONG) denunciaron que las plantas de tratamiento de la zona sur–poniente del estado son inoperantes y que el número de enfermos de cáncer ha crecido, debido a las descargas residuales en esa región, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reconoció que al menos una docena de industrias contaminantes del río Zahuapan–Atoyac no ha dejado de alterar estudios de laboratorio.
Guadalupe García, directora del Centro Fray Julián Garcés, señaló que esta agrupación realiza un estudio comparativo, apoyado por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para conocer con mayor precisión la situación ambiental y de salud que priva en dicha zona.
“Por las versiones de la población –dijo– tenemos conocimiento de que cada vez más los niños se enferman de cáncer”. Los casos registrados corresponden a Ayecac y Villalta, en Tepetitla; sin embargo, anotó que no existe una cifra real o certera porque en las actas de defunción se establece como causa del deceso un paro cardiaco u otra situación derivada de esa enfermedad.
Expuso que las plantas tratadoras correspondientes al proyecto de saneamiento “están apagadas”, porque el gasto de mantenimiento queda bajo la responsabilidad de las comunidades y éstas no lo pueden financiar, de ahí que son inservibles y se han convertido en elefantes blancos. Aunque no precisó el número de sistemas en esta condición.
“El gobernador de Tlaxcala (Mariano González Zarur) se comprometió en campaña a atender el problema de contaminación del río Atoyac”, aseveró la activista y apuntó: “la Coordinadora por un Atoyac con Vida, que es un grupo conformado por pobladores y por comités de la zona sur–poniente de la entidad, como Michac (Natívitas) y Tepetitla, le presentó una agenda”, recordó.
“Pero –añadió– lo que el gobernador dijo al respecto fue que, a mí nadie me va a decir lo que voy a hacer, ¿entonces dónde está su cercanía a la gente?, que la escuche y ahí sí, él podrá constatar que el problema sigue y se acrecienta en lugar de disminuir”.
Guadalupe García consideró que “tristemente” la autoridad ha aplicado acciones que no van al fondo del problema, pues “le están echando la culpa a las comunidades de esa región”.
Criticó que el gobierno estatal plantee como remedio la operación de plantas de tratamiento de aguas negras “que –resaltó– sabemos que no sanean los residuos que están arrojando las empresas en el río Atoyac”.
Insistió en que es preocupante el crecimiento en el número de enfermos de cáncer, concretamente de leucemia. “Queremos que el gobernador Mariano González realmente se comprometa y que vaya más allá de la forma, que se sensibilice, porque es doloroso ver el desgaste emocional, económico y psicológico de esas personas cuando tienen un familiar enfermo, pues han tenido que vender sus pocos bienes”, lamentó Guadalupe García.
En tanto, Salvador Domínguez Sánchez, director local de la Conagua, refirió que en Tepetitla, “donde el manto acuífero es muy somero… a uno o dos metros está el agua libre y se debe tener mucho cuidado porque puede haber infiltraciones de metales pesados”.
Afirmó que la institución observará estudios recientes efectuados por la UNAM, pues –recalcó– “sigue el contubernio entre algunas empresas y laboratorios para alterar los resultados de análisis a las descargas que realizan al afluente.
Respondió que ofrecerá mayor información al respecto, “hasta que –indicó– tengamos los pelos de la burra en la mano”, pero en esta situación se encuentran industrias papeleras, metalmecánicas, textileras y de otros ramos, “que van y compran previamente el resultado; no voy a adelantar” para no alertar a nadie, señaló.
Aseguró que Conagua sancionará a ambas partes. A la fecha, ninguna ha sido clausurada, pues sólo ha aplicado multas a casi una docena. “Queremos pasar más allá de la multa, porque si están envenenando el agua no se agencia nada con meterles una sanción de 77 mil pesos, no; hay que quitarlas para que no estén contaminando. Por supuesto, puede haber cierre definitivo de algunas empresas”.
Salvador Domínguez Sánchez mencionó que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ya toma cartas en el asunto para emprender “labores contundentes en este tema”.
Anotó que hay una nueva clasificación del río Atoyac en cuanto a permisos para la descarga de aguas residuales, “por lo que si antes podían verter cinco partes por millón de arsénico, ahora como el río ¡ya es de muerte!, es de dos por millón, entonces ¡uh!, eso también va a ser un escándalo en la zona”.